DANTE

Genio literario, filósofo, científico y prototipo del hombre del Renacimiento, Dante Alighieri (1265-1321) fue también el primero en pensar la gobernanza universal. Su libro De Monarchia, escrito alrededor de 1312 en latín, constituye su principal obra política.

Muy influenciado en las cuestiones éticas y políticas por Aristóteles, Dante se toma sus libertades en relación al fundador del Liceo, proponiendo el establecimiento de una monarquía global, antítesis de la polis clásica. Contrariamente a los pensadores griegos, que veían la política como un mecanismo establecido en una pequeña escala y basado en las relaciones sociales dentro de una élite de ciudadanos políticamente activos, Dante busca en la gobernanza universal el medio para prevenir la violencia civil y garantizar una paz duradera entre los hombres. Lo que pudo observar a lo largo de su vida de las ignominias generadas y sufridas por las ciudades-Estado italianas pesa bastante en su constatación de que solamente un gobierno unificado es apto para prevenir y reabsorber los conflictos políticos.

La dimensión cristiana que infiltra sensiblemente su pensamiento se traduce en su visión igualitaria de la humanidad, que le permite pensar en una ciudadanía universal cuya unidad refleje en el mundo temporal que se expresa a través de Dios en el mundo espiritual. La dimensión aristotélica de su pensamiento aparece en primer lugar en su visión del ser humano como un ser habitado de sociabilidad y luego en su concepción de la organización política, ya que Dante recupera la tipología clásica subdividida entre regímenes buenos y malos, según la famosa dicotomía tripartita de Aristóteles: Monarquía/Tiranía; Aristocracia/Oligarquía; República constitucional/Democracia.

Dante percibe en el sistema monárquico el único modo de gobernanza capaz de encabezar un gobierno universal que pueda garantizar de modo duradero la libertad del individuo y su seguridad. También lo considera como el régimen con menor riesgo de pervertirse por las luchas de poder. El libro primero de De Monarchia, que incluye tres libros en total, hace una apología del régimen monárquico y trata de demostrar la pertinencia del concepto de monarquía, o de imperio, universal. En el segundo libro, Dante plantea la cuestión de la legitimidad del monarca universal, postulando que el pueblo romano se afirmó como el único que podía, en derecho, asumir históricamente esa alta responsabilidad. Por último, el autor de La Divina Comedia presenta los argumentos según los cuales el monarca -o emperador- universal debe responder directamente a Dios y no a un intermediario, es decir al Papa.

Redactado en un contexto histórico muy particular, De Monarchia es en primer lugar un tratado político a través del cual el autor toma partido resueltamente en la áspera lucha de poder entre el Emperador del Santo Imperio y el Papa, cuya pulseada es blanco de todas las preocupaciones en la época en que Dante escribe el texto. Sin embargo, en un plano estrictamente filosófico, ese pequeño libro intemporal rompe con el pasado y anuncia un concepto que sólo tomará cuerpo más tarde, en el siglo XVII con Hobbes y, sobre todo, en el XVIII con Rousseau y Kant, a saber el de una “sociedad universal del género humano”. En resumidas cuentas, lo que Kant designará como una sociedad cosmopolítica y que ahora se reúne bajo el término de “gobernanza mundial”.