“EL GRAN PROYECTO” DE ENRIQUE IV

El Gran Proyecto de Enrique el Grande es un texto escrito en el siglo XVII por Maximilien de Béthune, Duque de Sully (1560 – 1641), y que se articula en torno a una serie de propuestas que apuntan a cambiar radicalmente el sistema de gobernanza de Europa1. Redactado por Sully después de que lo alejaran del poder tras el asesinato de Enrique IV (1610), dicho esbozo de una nueva gobernanza europea prefigura algunos de los elementos fundamentales que encontraremos luego en el sistema de seguridad colectiva de la Sociedad de las Naciones y más tarde de la Organización de las Naciones Unidas por un lado y, por otro lado, en el proceso de integración continental que hoy toma la forma de la Unión Europea. Según Sully, esta idea de un nuevo orden europeo habría sido el fruto de discusiones entre Elizabeth de Inglaterra y Enrique IV, de quien Sully se hace en cierto modo vocero un cuarto de siglo después de los acontecimientos.

Escrito en una época en que Europa está desgarrándose internamente en conflictos de religiones exacerbados por la rivalidad entre un imperio que aspira a la hegemonía continental y Estados modernos ávidos de imponer su nueva potencia, el Gran Proyecto ya propone los mecanismos políticos necesarios para una paz duradera que los filósofos tomarán por lo menos un siglo para formular de manera teórica ¡y que los jefes de Estado no sabrán poner en práctica sino trescientos años después! Es por eso que El Gran Proyecto forma parte de esas genialidades que aparecen de manera tan prematura que cuando finalmente pasan a formar parte de la actualidad ya nadie recuerda su existencia. Demasiado adelantado para su tiempo como para poder influir en los acontecimientos, el Gran Proyecto no deja de ser por ello un documento de gran interés, puesto que traza los contornos de una visión política a muy largo plazo que, a pesar de todos los grandes cambios que ha conocido el mundo desde ese entonces, hoy resuena de un modo particularmente fuerte.

¿Cuáles son las grandes líneas del plan de Sully? Y en primer lugar, ¿cuáles son sus objetivos?

Los objetivos son dobles. Primero, garantizar una paz interna y duradera dentro de Europa. Luego, garantizar la seguridad de esta última frente a la amenaza otomana. Para alcanzar el primer  objetivo, Sully propone una reconfiguración total de los territorios: “Dividir proporcionalmente toda Europa entre algunas potencias. Que ninguna tenga nada que envidiarle a las demás en cuanto a su igualdad, ni nada que temer en cuanto a su equilibrio”. En resumidas cuentas, Sully sugiere desconstruir el espacio europeo, donde conviven un imperio con pretensiones hegemónicas y micro Estados insignificantes, para reconstruirlo a continuación con unos quince bloques estatales de tamaño aproximadamente equivalente, con seis monarquías hereditarias, cinco monarquías electivas y cuatro repúblicas. De ese modo se establecería un equilibrio de las potencias. Pero esa configuración geopolítica no tiene por esencia el equilibrio de las potencias. Sully propone más bien una idea totalmente nueva, que es la de la seguridad colectiva -la misma que finalmente se verá ratificada con la Sociedad de las Naciones y luego la ONU-.

Pero Sully va más lejos todavía que los artífices de la ONU o de la Unión Europea, ya que imagina el establecimiento de un verdadero ejército europeo que le brinda a su andamiaje europeo los medios de acción en relación al exterior (o a un miembro recalcitrante) impidiendo al mismo tiempo que los Estados individuales, que ya no dispondrían de aparatos militares nacionales capaces de oponerse al ejército europeo, emprendieran acciones bélicas. El inventario de esta fuerza militar, que incluiría una flota, es bien preciso: 320.000 hombres, de los cuales 50.000 serían de la caballería, 200 cañones y 120 navíos. Sully daba en detalle las contribuciones de cada uno de los países.

¿Cómo organizar esa unión? Un Consejo Común constituido por delegados de cada país, actúa como aparato legislativo. Los Consejos regionales (un total de 3 ó 6) se ocupan de administrar su espacio territorial, que reúne a algunos Estados, y funcionan de alguna manera como la rama ejecutiva. Un tribunal de arbitraje garantiza que las leyes en vigor y el principio de seguridad colectiva sean aplicados. El principio de tolerancia religiosa -en relación a los católicos y los protestantes- es un elemento central de esta arquitectura que, desde el punto de vista político, relega a la Iglesia Católica a un rango de promotora, preconizando a su vez la dimensión cristiana de este conjunto geopolítico como cimiento cultural que sostiene al todo y le da sentido. El Gran Proyecto consagra una parte significativa a la gloriosa historia de Europa y a las responsabilidades que dicha historia confiere a las generaciones futuras.

La lectura de este texto es particularmente dolorosa a la luz de los acontecimientos que precedieron a la Primera Guerra Mundial y de los que están sacudiendo a Europa desde 2008, en la medida en que Sully, que redacta el texto en los años 1620, entrevé el suicidio efectivo del continente en la espantosa Guerra de los Treinta Años que durante mucho tiempo amenaza a Europa de una muerte poco gloriosa (pero que a través de la paz que pone fin al conflicto en 1648 establece las bases de la supremacía europea por sobre el resto del mundo).

Su visión es la de un continente unido, estable, poderoso, donde los flujos comerciales y humanos no encontrarían ningún obstáculo y donde cada uno sería libre en sus ideas y sus creencias. Pero más aún, Sully introduce una idea que esperará más de dos siglos para desarrollarse, particularmente en la pluma de Thomas Jefferson, autor de la Declaración de la Independencia (1776) : la idea de que todos los seres humanos tienen derecho a ser felices.

  1. Le Grand Dessein, Maximilien de Béthune, Mémoires, Adamant, 2006.