FORO SOCIAL MUNDIAL

El primer Foro Social Mundial tuvo lugar en Porto Alegre, Brasil, en enero de 2001: el primer mes del primer año del tercer milenio comenzó con un encuentro vasto, inesperado, muy popular y muy festivo en la ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul. La idea venía germinando en los movimientos altermundialistas -que todavía eran sobre todo antimundialistas- en el curso de los años ‘90.

Uno de los iniciadores del foro fue Oded Grajew, dirigente de la Federación Nacional de Empresarios Fabricantes de Juguetes en Brasil y uno de los empresarios conocidos por ser de izquierda y apoyar a Lula y al Partido de los Trabajadores (PT). Intentó, en primera instancia, introducir una dimensión social en el Foro Económico en Davos, pero no obtuvo resultados porque los organizadores de ese foro no pretendían que ese espacio se abriera a los sectores sociales, a los sindicatos, a los pueblos originarios, a las mujeres, etc. El Foro Económico de Davos es un foro de la élite empresarial y política y no de los sectores populares. De esa manera, la idea de abrir un foro alternativo al de Davos empezó a aparecer en la cabeza de varios activistas de los movimientos antiglobalización, tanto en América del Sur como en Europa. La iniciativa que habían lanzado los zapatistas y el comandante Marcos a través de los llamados “encuentros intergalácticos” ya se había agotado en los años ‘97, ‘98 y, después de Seattle, de los acontecimientos en torno a la conferencia de la OMC en esa ciudad en 1999, se vislumbró un espacio para construir una alternativa.

La coyuntura se presentó en Ginebra en junio del año 2000, con ocasión de un encuentro que se había denominado Copenhague+5. Se habían reunido allí varios grupos ecologistas y altermundialistas. Cinco años antes, en febrero de 1995, la Cumbre Social organizada por las Naciones Unidas en la ciudad de Copenhague (Dinamarca) había debatido sobre políticas sociales. En el año 2000,  Copenhague+5 buscaba hacer una evaluación de cómo se habían implementado -o no- esas políticas sociales de las Naciones Unidas. En esa instancia entonces, en Ginebra, los brasileros presentes propusieron organizar un Foro Social Mundial. Al comienzo se pensaba hacerlo en la misma Suiza, como alternativa a Davos, o en Francia, donde había sindicatos, ONGs y asociaciones dispuestos a levantar un encuentro de esa índole. Pero rápidamente apareció la idea de que resultaba mucho más “alternativo” hacerlo en el Sur del mundo. Brasil aparecía en ese momento como un lugar emblemático, un lugar que podría recibir un espacio social abierto donde pudieran reunirse otros sectores aparte de los empresariales y los dirigentes políticos asociados a las grandes transnacionales. Porto Alegre, por su parte, se prestaba a la realización del primer foro: la alcaldía de la ciudad y la gobernación del Estado de Rio Grande do Sul -que es uno de los más ricos de Brasil después de San Pablo- podían apoyar la iniciativa, el PT era allí muy activo y popular vinculado estrechamente a los sindicatos. Y así fue que en septiembre del 2000 un grupo de brasileros, más algunos activistas internacionalistas presentes no sólo en América Latina sino también y sobre todo provenientes de Europa- en particular en Francia- fueron a San Pablo, donde se hacían las reuniones de preparación de este Foro Social Mundial (FSM), y se lanzó desde allí la convocatoria a este primer encuentro.

La verdad es que, al comienzo, este primer grupo organizador que se reunió en septiembre del año 2000 en San Pablo pensaba convocar unas 1.000 ó 2.000 personas. Cuando se lanzó la invitación no se esperaba llegar, tal como ocurrió luego en enero de 2001, a más de 10.000 personas reunidas en los locales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Porto Alegre, que había alquilado sus locales universitarios para el evento. Se constituyó un Comité Brasilero del FSM, compuesto por los sindicatos -con la CUT a la cabeza-, el movimiento de campesinos sin tierra (MST), las principales ONGs brasileras -especialmente Ibase- y también el Comité Justicia y Paz -vinculado a la Iglesia Católica-, más Attac Brasil, que era un pequeño grupo pero muy vinculado a Attac-Francia, la red de ONG brasileras, ABONG, junto a una ONG de defensa de derechos humanos que era representada por la única mujer de este comité de ocho personas. El Comité lanzó este primer foro apoyado por otros activistas internacionales que se llamaban los “internacionales altermundialistas” y contó con el apoyo financiero no sólo de la municipalidad de Porto Alegre sino también de algunas agencias internacionales, principalmente la Fundación Ford, Oxfam y Novib y el aporte de las cotizaciones aportadas por la inscripción que pagaban los participantes.

Este Foro abrió una compuerta grande en los primeros años del siglo XXI. El segundo FSM se organizó nuevamente en Porto Alegre y el tercero también. El cuarto se trasladó a la India. En efecto, varios participantes del Consejo Internacional del FSM, que se creó a continuación del primer foro, postulaban que era necesario salir de Porto Alegre, que si el Foro Social era verdaderamente “mundial” tenía que realizarse en otras regiones del mundo. Y así fue que se organizó un Comité que, desde Brasil y Francia viajaron a India para organizar un primer Comité Indio para le FSM. La primera reunión de ese comité se realizó en Mumbai en diciembre de 2001, pero tomó ese tiempo que los indios y las organizaciones sociales, políticas y asociativas indias pudieran asumir el proyecto y organizar el primer FSM en Mumbai, en enero de 2004.  Se trató de un Foro masivo, donde ya no se hablaba ni en inglés ni en francés ni en español ni en portugués sino en los múltiples y variados idiomas de la sociedad y del continente indio. Hasta para los mismos brasileros fue todo un descubrimiento encontrar unas sociedades completamente diversas y diferentes a las brasileras, que ya de por sí son multiculturales y diversas.

Luego el FSM volvió a Porto Alegre en enero de 2005. Ése quizás haya sido el foro más grande, donde hubo más de 150.000 personas. Desde el punto de vista metodológico también fue uno de los mejores organizados: había 11 territorios ciudadanos con diferentes temas: derechos humanos, cuestiones relativas al agua, a la ecología, a la gobernanza mundial, a los derechos de los pueblos indígenas, a las cuestiones feministas, al rol de las mujeres, al rol de los jóvenes, etc. Combinó cuestiones éticas y políticas con cuestiones culturales y, además, se dio en un contexto en el que el Partido de los Trabajadores ya había llegado al gobierno de Brasil. Al comenzar los Foros, en efecto, el PT los apoyaba sin estar aún en el gobierno. Posteriormente, en 2003, Lula ganó la presidencia de Brasil y, aunque ese hecho no fuera un resultado directo de la experiencia de los foros de Porto Alegre, es cierto que éstos contribuyeron al PT a perfilarse como una fuerza actualizada y sintonizada con las nuevas propuestas de los movimientos sociales globales.

Después de 2005 se produjo una situación extraña: por un lado, algunos intentaron no ir nuevamente a Porto Alegre y mundializar el foro y en ese sentido apareció el Magreb, sobre todo Marruecos, como un lugar en donde se podía organizar el FSM de 2006. Pero varios grupos se opusieron a que fuera en Marruecos, por los conflictos que había allí con el frente Polisario y por el hecho de que Marruecos estuviera dirigido –y lo sigue estando- por una monarquía autoritaria que no iba a aceptar la realización del Foro. Había varios grupos de una sociedad civil emergente en Marruecos que estaban dispuestos a organizar el FSM en su país, pero esto finalmente no se hizo. El 2006 vio entonces una nueva forma descentralizada: hubo un Foro Social en Caracas (Venezuela), otro en Bamako (Malí) y un tercero en Karachi (Pakistán). Eso permitió una ampliación de la dinámica de los FSM. Al mismo tiempo, en el mismo Marruecos, entre Rabat y Casablanca, en un pueblo llamado Bouznika, se logró organizar una suerte de Foro Magrebí donde participaron argelinos, tunecinos, marroquíes y mauritanos, más algunos delegados de Líbano y de Irak y sobre todo franceses, italianos y españoles.

En 2007 hubo otro foro en Nairobi, que fue bastante problemático porque, si bien logró una amplia participación de sectores sociales africanos, estuvo marcado por prácticas de corrupción en el mismo Comité organizador del FSM. Esto debilitó mucho la dinámica del FSM, generando el retiro de muchas agencias y fundaciones europeas y norteamericanas que lo habían apoyado hasta ese entonces. De ahí en más, los Foros empezaron a tener problemas, sobre todo de organización financiera. Se insinuó, por ejemplo, que el Foro anterior en Caracas, como el de Malí también, habían sido financiados por el gobierno de Chávez, lo cual generaría problemas reales para la independencia financiera y sobre todo para el rol autónomo y alternativo que habían tenido esos encuentros desde el comienzo.

En el 2008 no hubo FSM y en el 2009 se retornó a Brasil, pero esta vez en Belém, en la Amazonia brasilera. Fue un gran FSM, con mucha participación de jóvenes, donde entraron como actores importantes los pueblos originarios. Más de 100.000 personas, en esa ciudad lluviosa de la Amazonia brasilera, se reunieron para buscar una vinculación muy importante no sólo en las cuestiones sociales sino también ecológicas. El encuentro podría haberse llamado en esa ocasión Foro Social Ecológico Mundial. Fue un evento masivo que marcó un nuevo auge de los FSM, pero en 2010 no hubo Foro a escala mundial. Sin embargo muchos foros sectoriales y temáticos se desarrollaron en distintas partes del mundo y recién en 2011, en febrero, se organizó un nuevo FSM en Dakar (Senegal). Éste fue importante por la participación de muchos africanos, latinoamericanos, algunos europeos y norteamericanos como de costumbre y muy pocos asiáticos, pero en realidad fue un foro demasiado desorganizado que empezó a marcar que estas dinámicas estaban tocando techo, por lo menos en relación al siguiente punto: reunir gente solamente para intercambiar experiencias y luego rencontrarse cada dos o tres años, si las condiciones financieras y logísticas lo permitían, empezaba a aparecer como algo que terminaba provocando más desencuentros que articulaciones.

A pesar de todo los FSM siguen vigentes. Los próximos se realizarán en otros lugares del mundo, tratando de no volver solamente a Porto Alegre. La Cumbre de los Pueblos en torno a Río + 20 en junio 2012 buscó ser un intento de acumulación de todo ese esfuerzo, pero la verdad es que los FSM han ido perdiendo energía y consistencia y el método de reunir a grupos, asociaciones, redes, ONGs, sindicatos por un momento, en 4 días, es muy emocionante para todos aquellos que participan pero resulta poco eficaz para enfrentar las crisis del capitalismo y del neoliberalismo, que era el objetivo inicial del FSM. Porque, a pesar de que éste nunca se presentó como una representación democrática y eficaz de los movimientos sociales y de la sociedad civil mundial, sí se postuló claramente -y así está señalado en la declaración de principios de la Carta de Porto Alegre, redactada en abril y junio de 2001, pocos meses después del primer FSM-  como una alternativa al neoliberalismo, al capitalismo y a la globalización capitalista.

La experiencia ha mostrado que los foros sociales no han sido una alternativa y que los movimientos sociales, la sociedad civil y las alternativas al capitalismo globalizado no pasarán necesariamente por este encuentro bianual de un FSM. En todo caso, los foros han constituido un espacio y un ejemplo inédito de construcción de ciudadanías a escalas globales más allá de los marcos nacionales. En esa perspectiva, aparecen como embriones de la construcción de alternativas sociales, políticas  y multiculturales frente a las crisis actuales.